martes, 29 de diciembre de 2009

Llanto


Quién va ¿vos o yo?. A la hora de decidir quién se va a hacer cargo de dormir al pequeñín, surgen las discusiones. Si lo tenés a "upa", se malcría. Si lo dejás solo, se deprime y aprende a desconfiar de su entorno. Todo el mundo a la hora de ver como crías a tu hijo tiene el antídoto perfecto. Todos expertos saben como deberían los demás criar a sus hijos. Siempre me quedo fija escuchando los que dicen saber o tener la manera correcta de "amaestrar" a los bebés.
Lo cierto de todo esto es que los demás pretenden decirnos que lo que hacemos está mal. Creo que Dios da a cada familia el hijo que merece, y a cada padre la intuición para comprender a ese hijo que llega.
Es difícil el ser padres, y nadie dijo que no lo sería. Poco a poco padres e hijos aprenden a comprenderse. Los hijos se duermen temprano, después de madrugar tanto tiempo. Aprendemos juntos, poco a poco a descifrar los mensajes que nos quieren transmitir esos pequeñitos que lloran, por momentos, hasta el cansancio. Pero cuando uno cree que pierde el control, tanto amor brota de nuestro corazón que seguimos teniéndoles paciencia. Es algo que nunca sentí, que estaba guardado muy dentro de mi. Cuando pienso que todo se desborda, que a mi alrededor todo se ve difuso, cuando nadie de la familia se acerca a dar una mano, me siento con mi bebé y le canto, aunque con su llanto no escucho mi voz, poco a poco nos vamos encontrando, nos vamos reconociendo, sabiendo que en este mundo estan mamá papá y bebé . Y todo se ve más hermoso, más nuestro. Somos una familia que va emprendiendo día a día esta maravillosa aventura de vivir.



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